Un mal escritor me dijo una vez que se había pasado la mitad de su vida leyendo porque para escribir bien había que leer mucho.
Los contra-consejos son fascinantes. El más reciente que he escuchado ha sido esta semana cuando mi vecina vociferando como un macaco atormentado gritaba a su marido que bajara el tono de voz. Recuerdo también a una jefa histérica pidiendo a un empleado que se calmara o a un dietista obeso diseñando una dieta perfecta para adelgazar. En este cine Freud pediría doble ración de palomitas.
El contra-consejo es belleza. Arte. Tremendamente inútil pero humorísticamente grande. De la misma manera que una foca hace girar una pelota en su nariz, un contra-consejo hace girar anuncios de Instagram en tus ojos.
En este maravilloso circo de oportunismo contradictorio, recuerdo un gran contra-consejo de un futbolista: "Debéis ser humildes, os lo dice alguien que su mayor don es la humildad".
No pude encontrar el autor de esta tira de humor. Pero me pareció muy buena. |